Nadie debe mirar la prosperidad de los demás, aunque entre ellos haya alguien que no viva la fe en el Dios Vivo. ¿De qué te sirve tener el mismo auto, la misma casa, o hasta mejores cosas y ser igual a ellos? No quiere decir que vos no debas tener lo mejor, sino que Jesús quiere que vos seas diferente.
Vos no vas a llamar Su atención teniendo los mismos bienes materiales que ellos. Porque muchos tienen todo, pero no tienen lo que vos podés tener durante este 3º Ayuno de Daniel (y que ya estás teniendo, ¡qué maravilla!)
Jesús dijo en Juan 17:16 "... Yo no soy de este mundo". Vos podés estar en la iglesia, tener fe para todo, pero es cuando el Espíritu Santo entra en tu vida que dejás de pertenecer a este mundo. En la iglesia ya tuvimos varios ejemplos de personas que conquistaron todo a través de la fe, y que perdieron todo por no tener el Espíritu Santo, y la pérdida fue inevitable. Y lo peor no es la pérdida material, sino la pérdida de la salvación.
Daniel se destacó entre los de la casa del rey por tener el Espíritu Santo.
Materialmente, él podía no tener lo que los otros tenían, pero el rey Darío vio que él era diferente. El Señor Jesús no solo quiere que vos tengas lo que ellos tienen, sino que, por sobre todo, vos seas diferente, para que los pobres y los ricos, todos en este mundo Lo vean en vos. Y SOLO EL ESPÍRITU SANTO NOS HACE DIFERENTES A LOS DEMÁS.
Un señor en una de las últimas campañas de Israel entregó en el altar $ 80.000 que eran para comprar un casa. Fue su sacrificio en esa Hoguera Santa por un emprendimiento. Él no solo desarrolló su emprendimiento, sino que también compró un buen departamento.
¿Haría él lo mismo, o más, como prueba de que el Espíritu Santo está por sobre todas las cosas?
Tengo la seguridad de que vos sos distinta a las demás personas. ¿Por qué? Porque estás poseída por el Espíritu Santo; eso es lo mejor que a una pesona le puede pasar, además es con el Espíritu Santo que realmente hay un cambio de vida y garantía de Salvación.
Sigamos firmes en la fe, vamos por un buen camino y Dios está con nosotros. Él juega a favor nuestro. Entonces, ¿qué le puede esperar al equipo contrario? La derrota, con toda la certeza!!!!!
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